Proyectado por el arquitecto brasilero Oscar Niemeyer e inaugurado en1970, o Palacio Itamaraty es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Su nombre original fue Palacio dos Arcos y fue cambiando al de su antigua sede en la ex capital Rio de Janeiro.

 

La palabra Itamaraty viene del guaraní, ¨Ita¨ qué significa piedra y ¨Marati¨ qué significa preciosa o rosada. Su antiguo

edificio neoclásico refleja su nombre en el color de su fachada.

 

Al entrar al área vestibular, sorprenden sus grandes luces, proyectadas por el ingeniero argentino Joaquim Cardoso, que sirven de área

de bienvenida a delegados y visitantes del mundo entero.

Cuenta con una impresionante escalera en espiral de 3 m de largo, que da acceso a las áreas diplomáticas y a un auditorio en el piso subterráneo.

Remata el espacio un hermoso jardín proyectado por el paisajista Roberto Burle Marx muestra la variedad de flora amazónica.


 

Al subir al mezanine, se puede apreciar la obra “Metamorfose” de Franz Weissmann, escultura formada por placas de hierro que da

la sensación de cambiar como un caleidoscopio con el movimiento. El espacio es rematado por un panel de madera de Athos Bulcão en placas rojas (representando a los indígenas), negras (al pueblo de África) y blancas (al pueblo europeo), que

representa los tres pueblos que forman parte del pueblo brasilero. (concepto que,aunque hermoso en resultado estético, pareciera ser simplista socialmente y hasta excluyente...). Detrás de este panel se encuentra la mesa para firmar tratados internacionales. Por el espacio cuyo cerramiento es un muro cortina, se aprecia al otro lado el Palacio de la Justicia. De modo que la justicia sea testigo

de la firma de estos tratados. La arquitectura puede a veces tener esta clase de inocentes buenas voluntades.

 

En este piso quedan también las oficinas del Ministro de Estado y del Secretario general, que no pueden ser visitadas. El ministro,

por ser el más alto cargo diplomático de Brasil, fue recompensado por Niemeyer al hacerle este una rampa desde la calle para que ingrese hasta su oficina en carro. Siguiendo así la lista de las inocentes buenas voluntades arquitectónicas en una época en que tener carro era el epitome de realización y progreso que claramente se debía reflejar y resaltar en los edificios del estado.

 

El tercer piso está reservado para las fiestas de comitivas internacionales. Con salones que exhiben obras de arte brasileras o regalos

ofrecidos por otros países a Brasil.

 

La primera sala se llama ¨Sala Dom Pedro I¨, primer emperador de Brasil, cuya coronación se exhibe en un óleo que remata el espacio. Otro oleo “Grito do Ipiranga”, relata la independencia de Brasil de Portugal. La sala cuenta con otras obras como la escultura “Pomba da Paz” de João Alves Pedrosa y uno de los mayores tapetes persas del mundo (70 metros cuadrados), ofrecido por la reina Isabel de Inglaterra.

 

Se sigue a la Sala Portiniari, en honor al artista brasilero, que presenta en esta sala dos obras que representa el sur y el nordeste de Brasil “Os Gaúchos” y “Os Jangadeiros”.

Hay también dosesculturas de ángeles barrocos del siglo 18.

 

La tercera sala se llama ¨Sala duas épocas¨, ya que contrastan aquí los muebles del siglo 18 con el arte contemporáneo exhibido. Como la escultura “A Mulher e sua Sombra”, de Maria Martins, cuyo nombre popular es ahora ¨La mujer y su suegra¨.

 

La visita termina en el hermoso jardín que remata el edificio también proyectado por Burle Marx que tiene vista panorámica hacia la Praça dos Três Poderes y la esplanada de los Ministerios. Este jardín fue bautizado por Niemeyer como ¨Jardin das Mulheres¨ y las esculturas que presenta son todas femeninas. Esta sobrerrepresentación femenina tan raramente vista en estos espacios diplomáticos, no se debe a las luchas feministas, ni a visualizar problemas de género, sino a que Niemeyer se inspiraba en el cuerpo de la mujer para proyectar las curvas orgánicas de su arquitectura. Una vez más en un espacio representativo de la sociedad, la

política y la cultura, la forma en que están presentes las mujeres es a manera de objeto decorativo. El arte y la arquitectura como texto social.


 

En las salas continuas al jardín se realizan banquetes. Con muebles una vez más del siglo 16, la sala más grande alberga a 234 personas y es donde se celebra la elección de un nuevo presidente. En esta sala sorprende la tapicería que remata la pared, obra de Burle Marx y un biombo chino de la Dinastía Ming del siglo 14 (obra más antigua del Palacio).

 

El trabajo colaborativo entre arquitectura y arte es impresionante, contando con obra de artistas que van desde Athos Bulcão, gran

colaborador de Niemeyer y que en este edificio incluso decidió la disposición de las losas de los pisos, siendo así que cada cuadrado es una obra de arte. Y otros muchos ejemplos como Alfredo Volpi, Bruno Giorgi, Frans Krajcberg, Franz Weissmann, Maria Martins, Mary Vieira, Iberê Camargo, Ione Saldanha, Rubem Valentim, Sérgio de Camargo y Tomie Ohtake.

 

El Palacio busca impactar a sus visitantes y sus colecciones de arte complementan los espacios diseñados con este propósito. Objetivo que consigue sin problema aún 50 años después de inaugurado.

 

Parada obligatoria en la visita a Brasilia, este Palacio es de las muestras de arquitectura más impresionantes, un trabajo completamente coherente entre arte y arquitectura. Cada espacio es pensado y diseñado y cada detalle cuidado para representar a Brasil ante el mundo entero.